Educación en España (reflexión 2 y 3)

 Educación en España

La semana pasada estuvimos analizando las distintas políticas educativas que se habían tenido en cuenta a nivel europeo y estatal. Asimismo, se tuvieron en cuenta las dinámicas globales en lo que a este ámbito se refiere:
  1. Un gran pacto educativo
  2. Mejorar la motivación
  3. Familias más presentes
  4. Mayor inversión
  5. Mejorar la formación y la valoración social del profesorado
  6. Recuperar la cultura del esfuerzo
  7. Orientar mejor hacia el empleo.
En cada uno de estos puntos se da un país como ejemplo, aunque hay ocasiones en las que, a pesar de ser grandes ejemplos, carecen de otras características que complementen aquellas en las que sobresalen: Singapur es una muestra de la cultura del esfuerzo; tanto es así que los alumnos no se desarrollan en el ámbito personal, pues se da plena importancia a los resultados académicos.
Esta entrada va a ser destinada al último punto: orientar mejor al alumnado hacia el mercado laboral optimizando el vínculo entre educación y sociedad, analizando concretamente la situación en España.
En Europa se han planteado políticas cuya finalidad era fomentar una educación con menor riesgo de abandono, mayores facilidades para el acceso a estudios superiores y unificación: Europa 2020, una estrategia con varios puntos, dentro de los cuales se encuentra Juventud en Movimiento, concebida para mejorar los resultados de los sistemas educativos y facilitar la inserción de los jóvenes en el mercado laboral.
Los objetivos constaban de reducir el abandono escolar a un 10% (siendo un 15% actualmente) e incrementar el número de población con estudios superiores al 40% (siendo un 31% actualmente).
En España, debido a la inestabilidad legislativa en la educación, además de una entrada al mundo democrático un tanto tardía, no se han podido alcanzar estos objetivos. Tanto es así que, comparando estos dos puntos anteriores con respecto a Europa, nuestro país tiene un índice de abandono del 13,3% (que, comparado con la década anterior, ha bajado casi a la mitad, pues en 2011 era un porcentaje de abandono del 26.3%). Además, en cuanto a la tasa de población que ha seguido con estudios superiores a la secundaria es del 78.8% en 2021 (en Europa se encuentra en el 84.3%).
Por otro lado, se ha ido viendo un incremento de titulaciones en el área científica tanto en España como en Europa. Esta es otra medida tanto de la estrategia Europa 2020 como de la Agenda 2030: incrementar tanto el uso de las TIC como las titulaciones en matemáticas, ciencias y tecnología para un mejor desarrollo de la sociedad. Por ello, es importante conseguir que las tasas de abandono escolar desciendan:

Primero, porque a día de hoy cada vez hay un menor número de oficios que no requieran una cualificación mínima (15%).

Segundo, y relacionado con el punto anterior, porque cuanto mayor cualificación, mayores oportunidades van a existir a la hora de insertarse en el mundo laboral.

Sin embargo, esta inserción en el mundo laboral no puede ejecutarse de manera aislada, sino que se deben tener en cuenta los seis puntos restantes, mencionados anteriormente, pues la obtención de un trabajo es el último paso del proceso educativo, por lo que es necesario aumentar la motivación del alumnado, tener a las familias más presentes (pues son ellas las protagonistas en cuanto a la educación y al desarrollo personal de cada individuo; la escuela es considerada un complemento), aumentar la inversión económica para evitar carencias en el sistema educativo, lo que se traduce en una mejor formación docente y, por último, basar la educación en un trabajo que requiera esfuerzo (más mental e intelectual que físico, sin aproximarnos a Singapur y teniendo como ejemplo a Finlandia). Todo ello siendo regulado por planes de acción y legislaciones que respalden estas ideas.

Ahora bien, ¿cuál es el objetivo de que haya mayor calidad educativa para obtener una mejor inserción en el mundo laboral? En su mayor parte, sustentar la economía y hacer frente a las crisis venideras y ya existentes. No obstante, desde mi punto de vista, fomentar las titulaciones científicas para un mayor desarrollo de la investigación no es mal punto, pero siento que se deja de lado al ámbito de las humanidades. Estas son necesarias bien en cuestiones sociales, bien en cuestiones económicas. De hecho, sin el desarrollo, estudio e investigación de las humanidades, se pueden crear carencias en aquellas áreas que pretenden potenciarse.

¿Y la cuestión de la educación en España?

Sin tener en cuenta la inestabilidad legislativa, sí es cierto que se ha mejorado en cuanto a resultados (mostrados más arriba). Además, la nueva ley educativa (LOMLOE), crea un entorno de docencia que pretende cumplir con los requisitos de estos siete puntos expuestos, así como con las metas de la Agenda 2030.

Centrados en el séptimo, se dan muchas facilidades para entrar en el mundo laboral, ya que se fomentan las titulaciones de Formación Profesional y la posibilidad de acceso a estudios superiores a partir de ellas.

Por último, las universidades se quedan un poco menos arropadas, dando únicamente facilidades para el acceso y la continuidad de estudios, pero siendo una ley ambigua en cuanto a las salidas y posibilidades profesionales, lo cual puede estar relacionado con una mayor inversión en investigación (algo bastante polémico a día de hoy en nuestro país).

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