¿Educación centralizada o descentralizada? (reflexión 8)

 El debate de esta entrada se centra en las ventajas y desventajas de una educación descentralizada. Esta se diferencia de la centralizada, principalmente, en sus fondos, de orden privado. Asimismo, al no depender de fondos públicos, pueden tener mayor autonomía ya sea en su organización institucional, ya sea en la del currículum, pues este tipo de escuelas poseen la libertad de desarrollar programas educativos innovadores.

Con esto se puede deducir que este sistema tendría múltiples beneficios para el alumnado, ya que estaría más presente en la toma de decisiones y, de hecho, se tendría en cuenta el perfil de alumno medio que pudiera tener un determinado centro, de tal manera que se planteen dinámicas educativas conforme a ello. 

Por otro lado, el profesor también obtiene ganancias gracias a la libertad absoluta que se otorga para realizar su trabajo. Esto deriva de la libertad que también se tiene en la institución del centro.

Sin embargo, es un hecho que este modelo de centros no es accesible para todo el mundo: al estar financiados con fondos privados, las clases más vulnerables deberían hacer un sacrificio demasiado grande para optar por esta opción. Así, también puede ocurrir que la dirección del centro resulte un tanto caótica, con mala gestión de las dinámicas educativas, etc. Sin embargo, más allá de lo mencionado, tampoco veo inconvenientes mayores, desde mi humilde opinión.

Ahora bien, ¿la educación en casa?

Mi opinión es un tanto dicotómica, pues veo tanto beneficios como desventajas en este modelo educativo. Primero, porque para que los niños puedan acceder a este modelo de enseñanza los padres han de tener los recursos necesarios para ello, ya sean de tipo académico como económico (porque deban acudir a profesores particulares). De ahí se deduce que quienes más podrían optar por la educación en casa son las clases altas.

Un punto interesante de esta cuestión es el desarrollo del adolescente, pues en esta etapa es primordial la socialización para un buen desarrollo cognitivo y emocional del individuo. Y aquí es donde mi forma de pensar entra en conflicto:

Entiendo que las familias con menos recursos escojan la escuela tradicional para que tanto la formación académica como de valores de sus hijos se vean desarrolladas con un mínimo de éxito, pero, ¿es el ambiente ideal? Por una parte sí, lo es, ya que el adolescente se halla entre iguales (o, incluso, modelos mayores en los que fijarse); sin embargo, la educación formal no anima al desarrollo de las relaciones sociales más que en pequeños momentos del intervalo horario de la escuela.

Por otra parte, no, pues cuando el adolescente se relaciona, precisamente, es cuando no se encuentra atendiendo responsabilidades como las de clase. Asistiendo a actividades extraescolares se puede ejercitar la socialización del individuo y, además, se le incentiva positivamente.

Por tanto, educación en casa, ¿sí o no?

No lo sé, porque todo tiene sus ventajas y sus desventajas, así como sus posibilidades o imposibilidades. Por ello, preferiré una modificación paulatina de los centros públicos, de tal forma que el derecho del niño sea preservado.

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