La educación en Castilla y León (reflexión 4)
- Lucha por la equidad, de tal forma que los centros que se quedan por debajo de la media tomada por el Informe Pisa sean reforzados mediante un «Plan de Mejora de Resultados». Ello se traduce en planes individualizados para cada centro, entre ellos actividades de refuerzo.
- Once secciones bilingües más.
Asimismo, se formará al profesorado más profundamente para que puedan ejercer de maestros.
- Ampliación de la red de centros BIT (bilingüismo, inclusividad y tecnología).
- Sistema de becas a alumnos con necesidades económicas.
- Recuperaciones de 2º de Bachillerato en julio, sustituyendo a septiembre.
Bien, estos son los puntos fuertes del sistema educativo castellano-leonés, pero, ¿sus puntos débiles cuáles pueden ser?
Aunque no es responsabilidad del sistema ni del estudiantado, pues se trata de una causa de fuerza mayor, la despoblación rural es un factor determinante. Por ello, en 2017 se cerraron cuatro centros y otros catorce se hallan en una situación crítica. Ese es el inconveniente más importante de la educación castellano-leonesa.
Por otro lado, aunque la excelencia sea mayoritaria, cabe mencionar que el fracaso escolar sigue vigente.
Desde mi punto de vista este fracaso escolar también se trata de una consecuencia del sistema general de educación, pues no hay suficiente formación del profesorado a la hora de motivar a los alumnos, así como la poca cobertura de recursos que se les otorga al mismo para poder innovar en sus métodos.
Una medidas particular de esta Comunidad como adelantar las recuperaciones de 2º de Bachillerato puede ser un arma de doble filo: en cuanto a temporalidad sugiere una corrección para que las matriculaciones de la educación no obligatoria se realicen a tiempo, pero es un tanto contradictorio exigir a un estudiante la preparación de materias anuales, que no ha logrado superar, en el escaso intervalo de un mes.
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