La figura temida

Cuando iba al instituto, en todos los cursos se daba una constante: la desgana del profesor que tutorizaba mi clase. Se dio una sola vez en la que el tutor que nos tocó en cuarto de la ESO se esmeró en darnos charlas de todo tipo, en vez de dedicar esa hora a la semana a impartir sus clases.

La figura del tutor es muy importante, porque con una sola a la semana tiene que atender las necesidades de, como mínimo, 20 alumnos. Algún día tendrá que tratar conflictos, otro día habrá tiempo para debatir sobre igualdad, otro se impartirán charlas sobre otro tema diferente... Por ello, creo conveniente que el tutor debe tener las siguientes cualidades:

  • Ser empático con sus alumnos, para poder entender a sus alumnos.
  • Ser mediador, para poder resolver los conflictos desde la imparcialidad.
  • Ser motivador, como cualquier otro docente.
  • Ser creativo, porque la creatividad es lo que mueve el hacer actividades con los alumnos.
Alguna cualidad más debería tener el tutor ideal, el que se preocupe por sus alumnos y desarrolle una dinámica de resolución de conflictos; el que hable con las familias en este tipo de casos; el que sea capaz de detectar que algo no va bien, tanto a nivel individual como a nivel colectivo; el que promueva una serie de valores sin imponerlos, sino razonando por qué son tan importantes... En definitiva, aquel que vea a los alumnos como personas.

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