Lo siento, no me interesa

Te llama un número desconocido, la pantalla de tu móvil se vuelve roja y te invade la incomodidad: «peligro de spam», advierte la inteligencia artificial. ¿Y si no lo es? ¿Y si es esa llamada de la oferta de trabajo que tanto esperabas? Descuelgas.


   Hola, buenas tardes, mi nombre es Amaia y le llamo de Vodafone para...

Lo sientes, pero no te interesa, así que cuelgas sin siquiera articular palabra.


Así, probablemente, nos sintamos aquellos que nos estamos formando para enseñar y entremos en el mundo real que supone el instituto. Recibiremos el típico comentario de «ahora tienes ilusión, pero espera un par de años». Y pensaremos «¿en serio hay que rendirse tan fácilmente?». Probablemente no, porque los cambios no surgen de la nada, y cuando se han conseguido ha sido a base de insistencia y motivación.

Esas son las palabras, que aparentemente da miedo promoverlas en las aulas, ya sea para los jóvenes, para los docentes o para las familias. Da miedo mostrar la realidad educativa, las trabas sistémicas que provocan la desmotivación del equipo educativo y, como consecuencia, apagan las expectativas de los estudiantes.

Es decir, ¿la responsabilidad de motivar recae enteramente en nosotros, los profes? Evidentemente no. Sin embargo, cuando no existen facilidades para seguir un modelo educativo según la Agenda 2030 (inclusiva, justiciera y motivadora) sí tenemos que pretender cambiar las cosas. Como antes he mencionado, los cambios nunca emergen desde arriba, sino desde abajo, por suerte o por desgracia.

Por ello, desde mi punto de vista, primero tenemos que trabajar en nuestras ganas de dar clase, de formar y de educar. No podemos ser ejemplo motivador si carecemos de ello. Así, tenemos que ser personas que se cultiven a sí mismas (una persona infeliz poco puede hacer por la sociedad), de tal forma que esto se refleje en el cultivo del presente, de cómo tratamos con quienes nos rodean.

Por supuesto, las teorías son ciertas: para motivar al alumnado debemos tener las herramientas para ello, como una formación suficiente, que ahora mismo dudo de que exista.

Y bueno, el resto de problemas del sistema ya nos los sabemos todos, que es la lucha continua hacia la utopía.

Comentarios

  1. Cómo me ha gustado tu manera de introducir el tema con la llamada publicitaria. Muy buena entrada, la lucha continua hacia la utopía!

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