Vivo en la Comunidad de Aprendizaje

Hay una síntesis de varias ideas pedagógicas, (pertenecientes a Vigotsky, Freire, Bruner, Chomsky, entre otros) que forman el concepto de «comunidad de aprendizaje». Este hace referencia al conjunto del aula que toma unas dinámicas distintas de la educación tradicional.

Cuando echamos la vista atrás y pensamos en nuestros años de instituto, ¿nos han juntado alguna vez con niños más pequeños? ¿Y más mayores? ¿Hemos conversado sobre conocimientos en una clase que no sea la de inglés? Esto pretende la educación basada en las comunidades de aprendizaje, que juntarse con personas de otras edades no sea conflictivo ni motivo de inseguridad, así como poder divagar en reflexiones sobre las materias que se aprenden en el aula.

Todo esto tiene un nombre, el aprendizaje dialógico, basado en el diálogo profundo de los alumnos sobre un tema en concreto. Es interesante, sobre todo, porque la figura del profesor cambia por completo: esa persona que concebimos alguien a quien nunca llevar la contraria, cuyas afirmaciones son dogmas, se ve reducido a un simple compañero más que sabe conocimientos que el resto del aula no.

Este tipo de dinámicas dan muy buenos resultados en el niño, pues hay una mayoría que son infelices con el método tradicional, estando anclados a una silla. Los inquietos, curiosos, que solo pueden saciarse si perciben el conocimiento con sus propios sentidos, se ven más motivados con esta dinámica. Además, se desarrolla y ejercita el pensamiento crítico, el cual con la LOMCE quedó en un segundo plano.

Por último, este tipo de aprendizaje en el aula, al ver que todos estamos al mismo nivel, promueve un ambiente de mayor bienestar entre el alumnado, de tal forma que los conflictos sean más fáciles de resolver. La razón es que el diálogo nos ayuda a analizar la emoción tanto del otro como la nuestra propia, y así la inteligencia emocional tiene un papel fundamental en el debate.